Sobre Haití

"Cuando alguien asume un cargo público, debe considerarse a si mismo como propiedad pública"
Thomas Jefferson

Haití: traiciones y pobreza .

Por Eduardo L. Lamphrey R

A días del siniestro terremoto en Haití, las autoridades afirman que 200.000 personas murieron, un millón y medio de personas quedaron sin hogar, tres millones de personas necesitan asistencia.
Para Ban Ki-moon, “Esto no tiene precedentes. Se trata de uno de los desastres naturales más grandes y graves de las últimas décadas”. Leonel Fernández, presidente de República Dominicana, afirma que “la reconstrucción de Haití insumiría muchos millones de dólares durante los próximos treinta años”.

Soy de la opinión de que este catastrófico terremoto jamás pudo ser un castigo de Dios, ni de todos los Dioses del Universo, por su Vudú, por el Santerismo o por su ascendencia africana; más bien, este desastre natural llega en un momento de un histórico caudal acumulado de rebeldía, ejemplos independentistas, democracia, aupados por los designios de los Estados Unidos y Francia en seguir sometiendo a un país que nunca gozó de su real libertad e independencia pero fue capaz de trasmitirlo a todo el continente.

Aún abandonado y solitario, Haití, a duras penas ha sobrevivido a los embates de los imperios franceses y norteamericanos, compartiendo la pobreza y la marginalidad al que fue planificadamente llevado, mostrándole al mundo lo que le pasa a todo aquel que enfrenta el poder y querer convertirse en líder natural de la libertad y la democracia.

No puede ser sino el destino manifiesto de un país que históricamente ha sufrido todas las humillaciones del mundo político, de sus propios gobernantes y de todos sus hermanos del Caribe y Latinoamérica.
Haití que comparte la Española con República Dominicana, fue el primer país de América que declaro su independencia; fue el primer país en presentar una revolución de esclavos en el continente; en 1780 como colonia francesa, exportaba el 60% del café y el 40% del azúcar que se consumía en Europa.

Pero ser el ejemplo de dignidad e independencia para el resto de América le costo el desprecio y el bloqueo de todas las naciones del mundo; para salir de este aislamiento se comprometió a pagar una indemnización de 150 millones de francos, hoy equivaldría a US$ 21.700 millones, o sea, 44 presupuestos anuales de Haití.
Sin embargo los pagó en 1938, obviamente dejando al país extremadamente endeudado, con una infraestructura económica desbastada producto del embargo, con una deforestación del 98% del territorio, hecho que es un factor propulsor de huracanes, inundaciones y terremotos.
Haití tiene mucha más población que República Dominicana, pero al contrario, su suelo es menos productivo dado que sus tierras, desde la colonia, han sido intensamente explotadas.

Además de esto, políticamente ha tenido uno de los gobiernos dictatoriales mas sanguinarios del continente, empezó con Francois Duvalier y posteriormente su hijo, Jean Claude Duvalier, que desde 1957 hasta 1986 acabaron con la economía nacional, impuso el terror, acabo con la educación y nunca invirtió en el desarrollo del país.
Después de esto, los Estados Unidos y Francia derrocan al presidente Jean-Bertrand Aristide, elegido democráticamente (67.5% de votos -1990), se impuso al general Raoul Cedras como dictador.

Washington organizó la salida de los militares y regresa a Aristide al poder (1994).

Al no haber reelección inmediata, su primer ministro, René Preval, llega a la presidencia ( 88% de la votación), en el 2000, le dan un golpe de estado, pero retoma el poder. Aristide, (91% de la votación), recuperó el poder al término del mandato de Preval, hasta que fue depuesto en febrero de 2004 tras una revuelta armada liderada por antiguos represores de la época de Cedras y que, según el propio Aristide, fue instigada por Estados Unidos y Francia, países a los que acusó de secuestrarlo y expulsarlo a la República Centroafricana.

De nuevo victorioso en las elecciones de 2006, Preval aunó el diálogo financiero con el FMI, el acercamiento comercial a Estados Unidos y la alianza energética con Chávez para sacar de su postración a un país desesperadamente pobre y subdesarrollado.
Los logros de su gobierno en la lucha contra la criminalidad, con la ayuda de la ONU y en la tímida estabilización económica se vieron malparados por la crisis alimentaria y los huracanes de 2008.

Una muy precaria situación a la que el catastrófico terremoto de enero de 2010 ha venido a dar el golpe de gracia. Haití quién en su momento asistió al Libertador Bolívar, con oro, barcos y soldados, posteriormente lo abandonan sus hermanos latinoamericanos y lo peor lo abandona la Historia.
Un país que combatió y derrotó a las huestes de Napoleón, que fue arruinado y golpeado por la nación que posteriormente muestra al mundo los derechos humanos.

Un país que desarrollo su propio idioma, su propia cultura y sus propios asesinos, enajenado por varios imperios y sin la solidaridad latinoamericana, muestra aun hoy, en su desolada y derruidas urbes, el abandono y la indiferencia de todos las potencias hegemónicas del momento.
Definitivamente hay que ayudar a Haití, es un compromiso moral que tenemos todos los latinoamericanos con este país, con o sin terremotos, lo hemos llevado a la extrema miseria por el simple hecho de ser el primer país que lucho por su libertad e independencia.