19 de Marzo, Día del Artesano

"Cuando alguien asume un cargo público, debe considerarse a si mismo como propiedad pública"
Thomas Jefferson

El artesano es un artista que pone su imaginación al servicio de sus manos, que le obedecerán a fuerza de costumbre y destreza. Es también receptor y, a su vez, mentor y transmisor del oficio. Alumno y maestro que lucha para que la artesanía, esa que no se deja llevar por las redes del consumo masivo y la producción en serie, no muera. Son artistas que no se prestan a las leyes del mercado y que fabrican productos únicos. Es que si en su mundo no hay leyes, la única regla a seguir es “ningún producto es igual a otro”. Y a ese fin prestan su esfuerzo, sus manos hábiles, su vista aguda, su espalda encorvada, sus horas de trabajo visceral, en el que no intervienen las nuevas tecnologías ni las tendencias del mercado.


En el que sólo se dejan regir por tres cosas: su imaginación, el amor por lo que hacen y su propia filosofía de vida, alejada del imperio del consumo y nostálgicamente cercana a las raíces. “Esto tiene que ver con un modo de hacer y vivir que tiene el artesano. Porque el protagonista es el artesano, el patrimonio cultural no es el objeto en sí, sino el conjunto de prácticas y saberes para los cuales es necesario que haya un ser humano, un actor social que las reproduzca en el tiempo y las mantenga activas. No hay que hacer enfoque en el objeto en sí, sino en esos saberes y esas prácticas del artesano como creativo”, resalta en el diálogo Ana María Cousillas, directora del Museo de Arte Popular José Hernández. Y aunque ser un artífice de lo manual hoy tiene sus costos, en la región son muchos los que, a diario, le rinden culto. Es por eso que el homenaje, que consiste en dar a conocer lo que hacen, hoy es para ellos.

Con valor agregado. “Necesitamos tiempo, nada más”, resalta Gisela Martínez, de 24 años, que cada fin de semana toma dos o tres colectivos desde Quilmes, donde vive, para instalarse con su paño y sus artesanías en lana e hilo, en una de las calles más céntricas de Adrogué. Y se refiere a una labor poco sencilla: lograr que sus carteras, que mezclan diferentes técnicas en el hilado y que le llevaron días de trabajo y dedicación, capten la atención de aquellos que se habían acercado a la calle Esteban Adrogué con la intención de adquirir ese bolso que se compró un/a amiga/o o que vieron en la televisión y las revistas y tanto gustó. Es que, justamente, las carteras de Gisela no reúnen ninguna de estas características por varios motivos: sus trabajos son únicos e irrepetibles, no son ofrecidos por el gran mercado y no son el resultado de una producción en serie, sino el producto de su compromiso y su pasión por lo que hace.

Fuente: Inforegión