Iglesias, Religiones y Dios

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De iglesias, de religiones… y de Dios

“Siempre le hemos dado más credibilidad y seriedad a lo que vemos con nuestros primitivos sentidos: no hay duda de que somos seguidores a “ojos cerrados” de Santo Tomás... pero lo más delicado es que ni siquiera cuestionamos lo que vemos, por muy incoherente que nos parezca... y no importa que no tenga explicación inteligente, y ha sido así en todos lados y en todos los tiempos, para muestra una de tantas historias en donde esto se confirma tal cual se critica”


Krishnamurti, según él, nació siendo un hombre común, un hombre de clase media en la India de inicios del siglo XX, cuando todavía padecía la ocupación británica... aunque realmente fue un ser que nació con “estrella… e intuición”, pero que de ninguna manera quiso usufructuar institucionalmente esa capacidad, y tampoco permitió que otros lo hicieran a instancias de esos dones con los que había nacido... Sin embargo escribió y dijo muchas cosas en función y a favor de la evolución y del crecimiento humano en general, de entre las que más se destacan se encuentra una que dice: “que cuando se institucionaliza una verdad trascendente, automáticamente ésta pierde su consistencia espiritual...”
Las religiones, en teoría, son los instrumentos por medio de los cuales debe re-crearse, entiéndase: volver a crear, volver a establecer ese vínculo que naturalmente tienen las almas humanas con su Creador: Dios.
De ninguna manera se ha de permitir volver una parafernalia institucional y burocrática esa re-creación, esa re-unión, que no es más que la raíz etimológica que da lugar a la palabra religión... sino más bien han de volvernos libres, ha de ponernos en una situación en donde no debe angustiarnos, ni preocuparnos más nada que la consolidación de esa misma relación con el Creador, Dios Nuestro Señor, sin embargo en la vida diaria del mundo entero vemos las condiciones y regulaciones que las instituciones han desarrollado “burocráticamente” al interior de sus iglesias y religiones en donde de acuerdo a cualquier cantidad de reglas y regulaciones “se tiene y se lleva una relación con Dios”, según sus auto-denominados representantes contemporáneos.
Resulta irónico, resulta ofensivo que se hayan vuelto más importantes todos esos reglamentos, todas esas directrices establecidas institucionalmente por cada una de esas iglesias y sus inevitables vertientes, que el mismo mensaje dejado por “los enviados” para ser digerido y transmitido...
El ser humano como especie ha probado y comprobado reiteradamente que es fervoroso en cuanto al cumplimiento de todos esos requisitos para cumplir y estar “en línea”, aunque espiritualmente no cultive, ni fortalezca esa relación y tampoco se preocupe por un acercamiento real a Dios... todavía nuestras acciones están relacionadas proporcionalmente con los resultados de esas acciones, no por la acción “per se”... creemos en aquello que desvirtuamos, no en lo que se desvirtúa... todos, orientales y occidentales hemos despedazado esos vínculos que el Creador nos ha dado a manera de nuevas oportunidades en reiteradas ocasiones.
Siempre le hemos dado más credibilidad y seriedad a lo que vemos con nuestros primitivos sentidos: no hay duda que somos seguidores a “ojos cerrados” de Santo Tomás... pero lo más delicado es que ni siquiera cuestionamos lo que vemos, por muy incoherente que nos parezca... y no importa que no tenga explicación inteligente, y ha sido así en todos lados y en todos los tiempos, para muestra una de tantas historias en donde esto se confirma tal cual se critica:
“En la antigua India un maestro que impartía alguna cátedra filosófica de corte teológico, siempre llevaba consigo a su gato, un felino al que amaba entrañablemente, y para que no se le perdiera, ni le molestara en el desarrollo de la misma clase lo amarraba a la puerta de entrada del aula en donde impartía la enseñanza... los alumnos veían eso cada día, pero no se atrevían a preguntar nada sobre el tema. De hecho algunos de ellos se pusieron a investigar la naturaleza divina del gato y todo el rollo sobre los gatos en la antigüedad, asumiendo unilateralmente que era algo “místico”... pasados los años, esos alumnos, esos discípulos en la exacerbación y exaltación de una simple acción, cuando fueron ellos a dar una clase, siempre llevaron un gato al que amarraban a la entrada del aula... un hecho simple, corriente lo habían elevado a la categoría de sobrenatural, desvirtuándolo de tal manera, que ahora formaba parte de un ritual al que le daban más importancia que a las mismas enseñanzas...”
De la misma manera en el cristianismo que por haberse vuelto una religión masiva es donde más se ha “inventado… quitado y agregado”, “mal interpretado” y “abusado” por los auto-denominados unilateralmente “representantes de dios” con el paso del tiempo, el mensaje por demás torcido por sus pequeñas mentes...

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