Ciencia y Salud

Otro auspicioso balance del Conicet

Tiene más becarios, investigadores, convenios de cooperación internacional y patentes registradas

El Conicet, columna vertebral del sistema científico local, es hoy una institución más joven, más activa y más productiva que hace cuatro años... y que en buena parte de su historia reciente. Desde 2002 hasta hoy, su planta de recursos humanos rejuveneció en un promedio de tres años gracias al ingreso masivo de becarios. En ese lapso regresaron al país 345 científicos de alto nivel académico. El salario promedio creció un 240% para las categorías iniciales y un 126% para las superiores. Se multiplicó el registro de patentes, y está planificada la construcción de 70 nuevos centros de investigación, lo que implicará agregar 130.000 metros cuadrados de superficie para albergar a los nuevos científicos. Estas y otras cifras igualmente auspiciosas figuran en el "Informe de Gestión 2002-2007", que ayer presentó a la prensa el presidente del organismo, doctor Eduardo Charreau, ante la atenta mirada del secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Tulio del Bono; del próximo ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, y del ministro de Educación saliente, Daniel Filmus. "El Conicet asumió un desafío muy claro: transformar la crisis de subsistencia en una estrategia de crecimiento y consolidación del organismo para cumplir su función en una sociedad basada en el conocimiento", destacó Charreau. Y más adelante agregó: "Al comienzo de nuestra gestión, había más de 400 investigadores esperando su incorporación desde el año 2000. La planta tenía una estructura de ataúd y llevaba la institución a la muerte". Si se continúa con esta política de ingresos para reforzar la franja etaria de los 30 años, Charreau calculó que en 2009 probablemente se llegará a la meta de los 6000 científicos (actualmente hay 5216). "Entre 1998 y 2002, ingresaron 200 investigadores -comparó-. En estos años, 3500." En su exposición, el científico pasó revista a los logros de estos cuatro años, a la luz de los objetivos planteados al comienzo de su gestión.
Se promovió una mejor distribución de los científicos, tradicionalmente concentrados en el centro del territorio, a través de mecanismos de financiamiento para el traslado y la instalación en centros de menor desarrollo relativo.
Un programa de apoyo estimuló la incorporación de becarios en las universidades nacionales que tenían muy pocas postulaciones. Este año se están evaluando 150 para formar núcleos de crecimiento en las provincias.
Para promover una mayor vinculación con los sectores productivos, se elaboró un proyecto de redefinición y jerarquización de la carrera del personal de apoyo y la creación de la carrera del tecnólogo.
El Conicet financia el 70% de las becas de doctorado del país que, en 2009, rondarán las 7500. Después de una suspensión en 2002 por falta de recursos, se decidió volver a ofrecer becas externas (para viajes al exterior) a aquellos investigadores que tuvieran una posición estable dentro del sistema; es decir, jóvenes ya incorporados a la carrera. "Así logramos que la diáspora científica no siga aumentando", dijo Charreau.
Sólo en 2007, se crearon seis centros científico-tecnológicos en Bahía Blanca, Comahue, Córdoba, La Plata, Rosario, Santa Fe y Tucumán.
Se inició el proceso de llamado a concurso de todos los cargos de administración y la informatización de las distintas actividades.
En busca de una nueva modalidad de gestión, también se cerraron o transformaron 21 unidades ejecutoras ("Sin que existiera ninguna movilización, porque se acordó que no tenían la masa crítica necesaria", aclaró Charreau). También se crearon 22 nuevas con problemáticas no tradicionales.
Otro dato importante es el crecimiento de la transferencia tecnológica y la cooperación público-privada: se firmaron alrededor de 500 convenios, lo que permitió aumentar los ingresos por servicios y patentes. "La mentalidad de los investigadores cambió", afirmó.
También se incrementó la cooperación internacional. Precisamente, anteayer se firmó un importante acuerdo con la Sociedad Max Planck, de Alemania, en virtud del cual se creará un nuevo Instituto de Biomedicina.
En cuanto al presupuesto para investigación y desarrollo, tal vez el punto más flojo de este panorama, a diferencia de otras épocas, el Conicet siguió de cerca el aumento del PBI. "Sin duda, éste no es el Conicet en el que yo ingresé hace varias décadas -dijo Charreau, no sin emoción, frente a la sala colmada-. En esa época, el presidente saludaba personalmente a cada uno de los ingresantes. Era un placer venir a hacer trámites, porque uno conversaba hasta de la familia... Para bien o para mal, este Conicet es diferente, pero también es diferente del de hace seis años." "En 2003, en el país convivían las deudas propias del siglo XIX con los desafíos del siglo XXI -agregó Filmus-. Haber dispuesto los recursos para revitalizar la ciencia fue una decisión inspirada en una mirada de largo plazo. Tiene que haber muchos años de inversión y de apoyo a los científicos para que podamos empezar a cosechar los resultados."

Fuente:LA NACION