“No acepten lo habitual como cosa natural, pues en tiempo de desorden sangriento, de confusión organizada y arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar”.
Bertolt Brech
Cualquier parecido que el lector encuentre con la realidad argentina, es sólo casualidad.
¿Que le pasa a nuestro país...?
Uruguay ha sido un país que a diferencia de otros países latinoamericanos, siempre se caracterizó por un gran respeto por las leyes y las buenas costumbres, al menos cuando el poder era ocupado por gobiernos democráticos.
Un país con un bajo nivel de corrupción y delincuencia, un sistema social que respaldaba a los que trabajaron duro para beneficio de la sociedad y un sistema educativo capaz de preparar mujeres y hombres productivos.
Ejemplo a seguir por sus políticas sociales y su calidad de vida, donde se acostumbraba a legislar apegados a derecho, con la constitución como una guía insustituible que garantizaba seguir avanzando, sin dejar de cumplir con los ideales de país que nuestros padres fundadores plasmaron en ella.
Hoy día esto es historia, parte del ayer que parece haberse ido para nunca más volver, a los más viejos solo les queda un recuerdo y a los no tanto, solo nos queda una vaga sensación de pérdida y un vacío muy grande, vacío que algunos solo pudieron llenar autoexiliándose lejos de casa.
La imagen de las instituciones se ha deteriorado de forma constante, ya no es tan claro su actuar como en el pasado, los servicios públicos siguen decadentes a pesar de las promesas de mejorarlos, el sistema de salud y el educativo están al borde del desastre nacional.
El país enfrenta un desastre económico y social, derivado del grave problema energético que vivimos día a día. Existe una apatía cada vez mayor en relación al concepto de país natural y el cuidado del medio ambiente ya no es prioridad nacional.
En el tema social, el país a involucionado de manera crítica, el peor mal que nos aqueja y que amenaza directamente a nuestra calidad de vida, es la desintegración social. La forma actual de hacer política solo ha logrado una división social y de manera perversa a fomentado la discriminación, la cual afecta a los dos extremos, ambas caras de la moneda son discriminados, unos son malos porque parecen pobres y los otros también son malos porque parecen riquillos.
Se pregona constantemente que se cobran más impuestos para planes sociales, azuzando hasta el fastidio a toda la clase media. No es de extrañar que cuando un ciudadano perteneciente a dicha clase social ve a un indigente, lo ve con cara de más impuestos y menos dinero para su familia. Bajo los términos actuales difícilmente podrá sentir la necesidad de apoyarlo para que salga de su indigencia.
Cuando se habla de planes para los que menos tienen, automáticamente se clasifica a los ciudadanos bajo un criterio indefinido. Luego se discrimina a los más necesitados y se les cataloga oficialmente como incapaces para aprender, trabajar y crecer. Personas que no pueden hacerse responsables de su vida, por decreto gubernamental. Los tales planes no ayudan a superar la pobreza, solo fomentan que muchos se mantengan dentro de ella por conveniencia.
¿Que le pasa a nuestros gobernantes?, ¿todavía no entienden que están dividiendo al país de una forma irreversible? Y no es un partido en especial, es la clase gobernante en general, la que se niega a ver lo que han gestado en los últimos 20 o 30 años.
Hoy estos señores integran un grupo de privilegiados, donde el único merito de algunos es ser nieto, hijo o sobrino de alguien reconocido por la historia y del otro lado de la moneda algunos otros cuentan con el único merito, de haber sido capaces de empuñar un arma.
La pobreza en Uruguay siempre existió, no es nada nuevo, solo que antes del celular, la TV color, los Niké, los Jeans de marca y el auto en la puerta, no dolía tanto y se notaba menos. Pobres siempre han existido y dependiendo de como midamos la pobreza, podría decir que siempre han sido muchos.
¿Qué antes comían mejor?, seguramente, pero los no pobres antes también comían mucho mejor. Los alimentos han subido mucho de precio en los últimos tiempos, pero no es el único factor que le da forma a la pobreza actual.
¿Acaso muchos de nosotros que vivimos en un típico barrio de clase media a media baja, no nos toco un vecino con su casota y un Mercedes o BMW a la puerta?, quizás de una lado de este vecino estaba nuestra casa y del otro lado vivía un vecino mecánico, maestro, carpintero o que vendía verduras en la feria y era empleado de algún feriante. ¿O me equivoco?.
¿No les toco el típico vecinito que estudiaba tres idiomas y el que de milagro termino la secundaria?, eso era justicia social, todos unidos por un sentimiento de pertenencia al barrio, donde la plata en el bolsillo era una problemática que se cocinaba de forma exclusiva de la puerta de la casa para adentro.
Una forma de vida donde pocos eran los que se daban ínfulas de adinerados y donde nos criamos rodeados de una diversidad social que hoy esta siendo destruida, por la actual forma de vida y la falta de visión de nuestros gobernantes.
No se debe castigar a nadie por tener, tampoco se puede abandonar a su propia suerte al que no tiene, pero más terrible y perverso aún, es señalar culpables dentro de la escala social e insinuar que hay quienes tienen lo que le pertenece al otro, enfrentando a los extremos como si fueran los peores enemigos.
Las necesidades básicas de las personas son iguales para todas las clases sociales, los países del primer mundo no necesitan catalogar a nadie para ofrecer incentivos y apoyar a los que menos tienen, y esto es porque muchos de los incentivos son abiertos al 100% de la población y todos los ciudadanos pueden recibirlos de acuerdo a su perfil. Además todos aportan en mayor o menor medida para que el gobierno cuente con los fondos suficientes para otorgarlos.
¿Cual es la reacción típica de un uruguayo en la actualidad?, desconfianza del que se viste de forma humilde, sentimientos de rechazo hacia las personas por su posición social real o aparente, segregación social, creación de áreas protegidas privadas por miedo a sufrir robos, afectación a la integridad física y daños a la propiedad.
¿Pero que nos paso?, ¿Por qué es tan difícil regresar a esa época donde la palabra valía más que mil papeles?, cuando la humildad era una virtud, donde ceder el asiento en el ómnibus a una persona mayor nos llenaba de orgullo, un país que tenía gente capaz de encontrar una billetera en la calle y buscar el dueño hasta lograr regresársela no importando cuanto dinero trajera.
¿Que le paso a los últimos gobiernos? ¿Por qué se olvidaron como gobernar para beneficio de quienes los votaron y también de quienes no votaron por ellos?, ¿Por qué perdieron el sentido de compromiso por servir a sus gobernados?, ¿si ya no los guía un sentimiento de servicio, entonces que los guía para luchar por una posición de poder?, ¿poder por el solo beneficio de tener el poder?.
¿Dónde quedaron los ideales de los partidos políticos?, ¿sus compromisos con la ciudadanía?, ¿ahora solo es una carrera donde solo ganan quienes sustentan el poder gracias al voto popular? ¿Ya no es opción suponer que podemos ganar todos, no importando quien gane las próximas elecciones?.
¿No hay ideas de cómo unir nuevamente a la gente?, ¿la opción ahora es seguir dividiendo?, ¿Por qué el revanchismo contra el que hizo más, estudio más, heredo más, trabajo más o simplemente tuvo más suerte?.
¿La justicia social es solo para los pobres?, ¿son dueños de la justicia los que menos tienen?, ¿Qué necesitan más los pobres? ¿Una ley que les permite quitarle algo a alguien o una oportunidad real para salir de la pobreza?, ¿los gobiernos le han dado soluciones para el largo plazo o solo unos paliativos con cara de proselitismo político frente a las próximas elecciones?.
Si esperamos un país con una mínima y aceptable calidad de vida, lo único claro es que no vamos por el camino correcto, entonces ¿como cambiar el rumbo?.
Los últimos gobiernos no supieron y no saben como hacer para frenar el deterioro social y la lucha entre clases, más cuando vemos que han sido grandes promotores de la desintegración social. Si fue de forma consciente o inconscientemente no es importante aclararlo, pero la desintegración social es una triste realidad.
El único camino viable para volver a unir a los ciudadanos de un país es apelar a su participación activa y a un fuerte esfuerzo educativo que debe iniciar en casa y que se complementa en el centro educativo, un cambio del discurso político, el cual ya no debe sonar revanchista y acusador a todo el que tiene algo, plan país por encima de que partido gobierne, esto exige humildad y acuerdos entre partidos, en donde cada parte debe reconocer que todos tienen algo de razón y que las buenas ideas, son buenas sin importar la camiseta del pensador, que las necesidades y los problemas de la gente son reales y que no logramos nada si seguimos aplazando el aplicar una justicia social equilibrada y incluyente.
¿Podemos cambiar?, creo que sí, especialmente si entendemos que es lo que debemos exigir a nuestros gobernantes y si tenemos claro que es lo que debemos cambiar en lo personal, vecinal, comunal y nacional.
Si nos unimos en una cruzada por el cambio social y entendemos que nadie ganará al final del camino con una lucha entre hermanos, podemos hacer cambios importantes y empezar a recuperar la confianza en los demás, sin importar el color de nuestra piel, el estatus social, nuestro nivel académico o cualquier otra de las cosas que nos hacen diferentes. ¿Ustedes que opinan?...
Diario El País, Uruguay
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