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Diseñar un dormitorio saludable


La función primordial de un dormitorio es propiciar el descanso placentero y reparador. Por desgracia, a menudo no es así y no sólo descansamos mal, despertándonos por la noche, sino que nos levantamos más cansados que cuando no fuimos a dormir, o padecemos dolores musculares, cervicales o de cabeza que desaparecen a lo largo del día. Elementos como moquetas, ropa de dormir y muebles sintéticos, y un montón de otros factores de riesgo habituales en nuestros dormitorios pueden ser los causantes de estos trastornos, que se evitarían simplemente realizando algunos cambios sencillos.

CONFORT CLIMÁTICO La temperatura ambiente en el dormitorio no debería ser muy alta. El frío es más saludable que el calor y podemos protegernos de él con un buen edredón. Deben evitarse las mantas eléctricas, que en cualquier caso desenchufaremos para dormir. La humedad relativa del aire no debe superar el 70% ni estar por debajo del 40%, mientras que la temperatura ideal debería estar entorno a los 18 ºC (un poco más para niños y ancianos).

CONTAMINACIÓN ELÉCTRICA Las lámparas (especialmente las halógenas, al llevar transformables), los radiodespertadores conectados a la red ( que deberían sustituirse por los de pilas), o incluso los cables y enchufes de la pared que se hallen cerca de la cama, pueden crear campos eléctricos y electromagnéticos que resulten alteradores del sueño y del descanso nocturno. Alejaremos los aparatos eléctricos de la cama, y los desconectaremos al acostarnos o instalaremos un desconector aumático de corriente eléctrica.

EL POLVO Es importante la limpieza (y el orden) en los dormitorios y evitar la acumulación de polvo en los rincones o debajo de la cama (ya que se convierte en caldo de cultivo de ácaros y microorganismos patógenos).

ROPA DE CAMA Las sábanas, las fundas de las almohadas y los pijamas conviene que sean 100% algodón, para evitar la electricidad estática de las fibras sintéticas y las emanaciones tóxicas de los aditivos que incorporan. Es aconsejable lavar las sábanas y las prendas de vestir antes del primer uso, ya que reducen más del 90% de las sustancias químicas volátiles que contienen.

MOBILIARIO Es importante que los muebles del dormitorio se incorporen al espacio sin bloquear el paso. Además de procurar por los aspectos personales en cuanto a estilos o decoración, evitaremos los muebles de fibras aglomeradas que contiene colar y formaldehído y elegiremos los de maderas macizas, a ser posible de conífera, rechazando las de bosques en peligro de extinción. Los acabados y el cuidado deben hacerse con barnices y pinturas naturales y con ceras y esencias aromáticas vegetales.

VENTILACIÓN Durante la noche consumimos una gran cantidad de aire, lo que facilita la oxigenación celular y la desintoxicación metabólica. Deberemos mantener, pues, una correcta renovación del aire en los dormitorios, que no han de permanecer completamente cerrados por mucho tiempo, evitando las corrientes de aire intensas y directas.

PINTURAS Y OTROS TOXICOS En vez de pinturas químico sintéticas, que pueden contener productos muy tóxicos, utilizaremos pinturas ecológicas, no tóxicas y antialérgicas. Los desinfectantes y productos antipolillas de los armarios pueden ser tóxicos si se inhalan, por lo que será mejor recurrir a alternativas ecológicas como maderas y saquitos de hierbas y esencias aromáticas (el cedro, la lavanda y el abrótano repelen a la polilla).

Mariano Bueno “El libro práctico de la casa sana”