UNA EXCUSA PARA VOLVER A MONTEVIDEO
Por Ana
Los grandes palacios denotan los esplendores pasados; la espaciosa rambla, esa joya que hermana la urbe con el mar, le da un aire de altiva juventud contrastando con lo viejo; todo lo antiguo despierta allí un cautivante sortilegio: recorrer Montevideo es abrir un cofre hasta arriba de recuerdos; es ver la vida como fue; andarla supone un ejercicio de nostalgias que recargan las baterías del alma.
Rambla de Pocitos
Borges se sentía ciudadano de Montevideo; y es perfectamente comprensible: visitarla es admirarla; aflora el deseo de pertenecer. ¿Cómo no escribirle a Montevideo? Inspira el quieto encanto de sus calles arboladas; la vida serena y el aire cívico, democrático, culto que se respira.
Y los barrios… Desde la Aduana a Carrasco, atravesando el Parque Rodó, Pocitos, Malvín, Buceo, es una deliciosa ristra de elegantes y apacibles reductos con la vista clavada en el Plata, ese curso indescriptible que es mar por inmensidad y río por su agua dulce.
Hipódromo de Maroñas, un clàsico
Barrio Sur
Hermosa 18 de Julio
Por Ana
Los grandes palacios denotan los esplendores pasados; la espaciosa rambla, esa joya que hermana la urbe con el mar, le da un aire de altiva juventud contrastando con lo viejo; todo lo antiguo despierta allí un cautivante sortilegio: recorrer Montevideo es abrir un cofre hasta arriba de recuerdos; es ver la vida como fue; andarla supone un ejercicio de nostalgias que recargan las baterías del alma.
Rambla de Pocitos
Borges se sentía ciudadano de Montevideo; y es perfectamente comprensible: visitarla es admirarla; aflora el deseo de pertenecer. ¿Cómo no escribirle a Montevideo? Inspira el quieto encanto de sus calles arboladas; la vida serena y el aire cívico, democrático, culto que se respira.
Y los barrios… Desde la Aduana a Carrasco, atravesando el Parque Rodó, Pocitos, Malvín, Buceo, es una deliciosa ristra de elegantes y apacibles reductos con la vista clavada en el Plata, ese curso indescriptible que es mar por inmensidad y río por su agua dulce.
Hipódromo de Maroñas, un clàsico
La expansión demográfica salteó a Montevideo; cambian las caras, no el número: siempre hay un millón y medio de vidas. Acaso no existan en América capitales más tranquilas y poéticas. Cada retorno semeja el grato reencuentro con una novia cuyo rostro se mantiene inmaculado; amor a prueba de ausencias.
Barrio Sur
Uruguay-Colombia fue la pueril excusa para degustar nuevamente la médula espinal del Uruguay. Y el Centenario, el viejo templo donde comenzó su andadura la Copa del Mundo. De vacaciones en el país de los orientales, el periodista hizo la del cartero, que en su día de franco sale a caminar un poco. Aquí fue igual: el bichito de la pelota, como el flautista de Hammelin, nos arrastró hasta esos escalones curtidos de historias. La veteranía estructural del Centenario la disimula el respeto a su imponencia.
Hermosa 18 de Julio
Lo mismo la cancha poceada, desprolija. En eso, los uruguayos son tan latinoamericanos como cualquiera: no pueden hacer lo más fácil, les cuesta presentar un césped luminosamente verde, al ras, sin desniveles. También es cierto que ningún estadio del mundo se amortizó tanto como este: desde 1930, aquí se llevan jugados millones de partidos; pareciera la única cancha del país, todo se juega allí. El pasto llora.
Uruguay 2 - Colombia 2. Utilísimo ensayo, protagonizado por lo mejor de ambas selecciones y con ardor impropio de un amistoso. Sólo algunas ausencias que hasta fueron beneficiosas para poder probar variantes, para hacer más grande el abanico de nombres.
De todos los amistosos que tuvo esta fecha FIFA, ninguno habrá sido mejor en juego, conclusiones, seriedad. Con un plus: se enfrentaron dos rivales directos por una plaza mundialista. Los dos van a llegar lejos y con amplias posibilidades. Si Uruguay hubiese vencido a Chile y Brasil, como mereció, hoy sería tan candidato como Colombia o Paraguay.
A los Celestes les sucedió lo mismo que a todos los rivales que enfrentaron a Colombia últimamente: no pudieron soltarse, no tuvieron juego, carecieron de sintonía entre líneas, fueron un equipo partido. La razón hay que buscarla en esta Colombia de Pinto: domina el arte de desarticular a los rivales en el medio, donde se sustancia el juego de un equipo. Se planta bien allí, raspa, combate, controla el balón y traba la iniciativa adversaria. Propone un recorrido laberíntico a sus oponentes.
Además, está encontrado variantes de ataque (Edixon Perea es una de ellas). Y pisa seguro atrás. La alternancia de zagueros y laterales no alteró la firmeza defensiva. Zapata reclama un lugar fijo entre los centrales. Hay abundancia en el puesto.
Notable mérito el de Jorge Luis Pinto, un entrenador que arrancó 5-0 abajo en su debut oficial, la Copa América; que debía volcar al mar un grupo entero y comenzar de nuevo. También es cierto que Jorge Luis Pinto deberá levantar un altar en su casa para venerar el providencial gol de Bustos frente a Venezuela en la tercera fecha de la Eliminatoria. ¿Qué hubiese acontecido si no llegaba aquel maravilloso tiro libre…? ¿Le hubiesen dado más tiempo…? Lo más probable es que hubiese aumentado el índice de desocupación. Nuestro ránking de posibles clasificados al Mundial, hoy: Brasil, Argentina, Paraguay, Colombia, con Uruguay y Chile disputando el quinto lugar.
Uruguay 2 - Colombia 2. Utilísimo ensayo, protagonizado por lo mejor de ambas selecciones y con ardor impropio de un amistoso. Sólo algunas ausencias que hasta fueron beneficiosas para poder probar variantes, para hacer más grande el abanico de nombres.
De todos los amistosos que tuvo esta fecha FIFA, ninguno habrá sido mejor en juego, conclusiones, seriedad. Con un plus: se enfrentaron dos rivales directos por una plaza mundialista. Los dos van a llegar lejos y con amplias posibilidades. Si Uruguay hubiese vencido a Chile y Brasil, como mereció, hoy sería tan candidato como Colombia o Paraguay.
A los Celestes les sucedió lo mismo que a todos los rivales que enfrentaron a Colombia últimamente: no pudieron soltarse, no tuvieron juego, carecieron de sintonía entre líneas, fueron un equipo partido. La razón hay que buscarla en esta Colombia de Pinto: domina el arte de desarticular a los rivales en el medio, donde se sustancia el juego de un equipo. Se planta bien allí, raspa, combate, controla el balón y traba la iniciativa adversaria. Propone un recorrido laberíntico a sus oponentes.
Además, está encontrado variantes de ataque (Edixon Perea es una de ellas). Y pisa seguro atrás. La alternancia de zagueros y laterales no alteró la firmeza defensiva. Zapata reclama un lugar fijo entre los centrales. Hay abundancia en el puesto.
Notable mérito el de Jorge Luis Pinto, un entrenador que arrancó 5-0 abajo en su debut oficial, la Copa América; que debía volcar al mar un grupo entero y comenzar de nuevo. También es cierto que Jorge Luis Pinto deberá levantar un altar en su casa para venerar el providencial gol de Bustos frente a Venezuela en la tercera fecha de la Eliminatoria. ¿Qué hubiese acontecido si no llegaba aquel maravilloso tiro libre…? ¿Le hubiesen dado más tiempo…? Lo más probable es que hubiese aumentado el índice de desocupación. Nuestro ránking de posibles clasificados al Mundial, hoy: Brasil, Argentina, Paraguay, Colombia, con Uruguay y Chile disputando el quinto lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario