Nieve en Monte Grande

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9 de julio del 2007. Cae nieve en Monte Grande

Nuestras Islas Malvinas

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LAS MALVINAS SON ARGENTINAS

5.12.07

Pueblos Indígenas

Los indígenas no son guardianes de nada o cómo se desmonta el mito de Tarzán

José Antonio Morán Varela
eutsi.org

Una idea recurrente sobre los indígenas (americanos eneste caso) es la de percibirles como guardianes de lanaturaleza. Una mirada más profunda nos desvelará elpaternalismo inherente a tal concepción, así como lasestrategias neo-colonialistas pintadas de verde queoperan de fondo.

El resultado será la constatación decómo aquella idea dice más cosas de quien la construye(occidente) que de aquellos a quienes supuestamentedefine (los indígenas). Los indígenas, en general, sonvistos como grupos que –congelados en una especie deEdén- viven en armonía con su entorno natural ycultural, y que conscientes tanto de su sabiduría comode su fragilidad luchan por la defensa de dichosentornos. No están solos en su batalla ya que recibenel apoyo exterior de un arco social que abarca desdeel ciudadano medio, hasta ciertos sectores económicosy políticos, pasando por ambientalistas, oenegenistas,y universitarios en general. La figura del indígenacomo buen salvaje se erige entonces en icono que desdeuna supuesta sabiduría casi natural se convierte enguardián de lo ancestral."….el colonizador inscribe el devenir del mundosegún sus propios criterios, sus escalas de valores,sus cánones, sus normas, pero deja al colonizado elperfume del exotismo…"(Lucas Vatim)Los indígenas, en general, son vistos como grupos que–congelados en una especie de Edén- viven en armoníacon su entorno natural y cultural, y que conscientestanto de su sabiduría como de su fragilidad luchan porla defensa de dichos entornos. No están solos en subatalla ya que reciben el apoyo exterior de un arcosocial que abarca desde el ciudadano medio, hastaciertos sectores económicos y políticos, pasando porambientalistas, oenegenistas, y universitarios engeneral. Obviamente existe disparidad en cada una deestas visiones, pero algo común a todas es ver alindígena desde la categoría de "nativo ecológico"peleándose por la conservación de su medio, lo quecoincide a su vez con los objetivos de una sociedadmoderna que tras constatar los estragos de suactuación busca conservar lo que aún queda deprístino. La figura del indígena como buen salvaje seerige entonces en icono que desde una supuestasabiduría casi natural se convierte en guardián de loancestral que aún pueda quedar tanto a nivel naturalcomo cultural. El concepto buen salvaje implica,entonces, una especie de disposición ética positiva, yun interés innato para conservar el entorno natural.En principio nada sobre esta noble visión deberíaalarmarnos…a no ser que constatemos que dichasconstrucciones simbólicas responden más a invencionesdel observador que a la realidad misma, o que hagamoscaso a autores que -como Nietzsche- nos ponen enguardia afirmando que nada hay tan peligroso como lossupuestos acríticos que fundamentan nuestras opinionesy creencias. Son estas sospechas las que nosconducirán a atisbar cómo detrás de esta construcciónde lo indígena, (1) nos encontramos con unospresupuestos que en realidad se convierten en sólidospilares de discursos posteriores, y que por tantoconviene no sólo problematizar sino tambiéndeconstruir para no caer en el error anunciado por elfilósofo, ni participar en concepciones en las quealgunos encuentran mucho beneficio.IPara verificar que esta idea sobre lo indígena ha sidofabricada, y para ver lo que se esconde detrás,comencemos repasando la historia. Hasta épocasrecientes, los relatos de la inacabada conquista ycolonización nos brindan múltiples ejemplos en los queel indio era visto como el malón salvaje, que habitabazonas periféricas del poder y que había que pacificar;las descripciones de la época nos hablan de seresbelicosos, primitivos, dañinos por naturaleza, y dedudosa capacidad de poseer alma.(2) Hoy la perspectivanos muestra cómo este estereotipo creado del indígenafue imprescindible para justificar la conquista de susterritorios, su disciplinamiento para los trabajos alos que se le sometió, y su posterior educación paraque dejara "lo salvaje" y aceptara lo que se leimponía.(3) Dicho con otras palabras, la necesidad delegitimar la conquista hizo que se ofreciera unavisión del indio como malón salvaje convirtiéndole enenemigo interno creador de miedos que justificara elhorror etnocida al que se les sometió.Sirva este pequeño excursus para certificar cómo lavariante que sobre lo indígena ha habido, muestratanto la utilización que de ella se ha hecho como lacomprobación de que esas ideas vienen impuestas desdefuera, pero sirva sobre todo para preguntarnos por loque de oculto y neo-colonizador puede haber en laconceptualizació n que de los indígenas nos hemosfabricado en la actualidad. No hay que ser psicólogopara constatar que en la construcción del malónsalvaje había una proyección hacia lo indio dedetestables hábitos propios, y no es necesario seradivino para intuir perversos implícitos en labienintencionada idea del buen salvaje que guarda loque aún queda de Edén natural. Detengámonos en algunosde estos supuestos.IIConsiderar a los indígenas guardianes de lo que aúnqueda de ecosistema es cargarles de una inmensaresponsabilidad para que la sociedad moderna tenga aúnun cabo al que agarrarse para retrasar el ecocidio. Enel fondo es representarles formando parte de unanaturaleza que se considera patrimonio de la humanidady que en consecuencia pasa a ser administrada por losdifusos y lejanos centros de poder. Y ya sabemos queestos centros de poder en ocasiones deciden que hayque conservar ciertas porciones de naturaleza, y enotras, las más, que hay que sacar provecho de ella.Los discursos ambientalistas globales forman parte deesta neo-imposició n en cuanto que se sitúan por encimade lo local, y lo que es aún peor, que ven al indígenaformando parte de esa naturaleza. La idea siempreaplaudida y nunca realizada (porque no se tocanprincipios sagrados del capitalismo) del desarrollosostenible encuentra unos aliados obligados en losindígenas. Si en épocas pasadas se trató de domesticaral indio a través de la religión, el trabajo, oideologías como la indigenista, ahora la doctrinaverde puede servir de coartada para un nuevoneo-colonialismo.Que los indígenas sean pensados como parte del ámbitonatural es situarlos en el nivel que la modernidadsiempre asignó a la naturaleza: como espacio donadodel que servirse dominándolo. Este deseo de dominosobre la tierra es una constante que ha recorrido lahistoria occidental desde el Génesis hasta laIlustración de la que se nutre la Modernidad; y cadadía que pasa, aquel sueño está más próximo arealizarse, pero paradójicamente al hacerlo seconvierte en pesadilla; es como si los dioses paracastigar, utilizaran el perverso mecanismo de concedertodo lo que se les pide. La naturaleza intacta y losindígenas que en ella habitan son percibidos de formasimilar a la mujer en esquemas patriarcales: sumisa,conquistada y poseída. Hoy se espera que los indígenascumplan con el papel que se les ha asignado: nativosecológicos (en versiones que varían de eco-mártires aeco-héroes) que insuflen oxígeno a una moribundamodernidad, y que de paso se sientan co-responsablesde un ataque sin precedentes a la biodiversidad delque ellos no han sido protagonistas; no nos engañemos,el capitalismo se disfraza de verde (eco-capitalismo)con discursos de desarrollo sostenible paraperpetuarse. Es así como se hace ingresar al buensalvaje en la doble expectativa que la sociedad actualtiene con la naturaleza: la de ser domesticada a lavez que protegida.El ser asignados como parte de la naturaleza implicatambién una perversa distorsión temporal: invisibilizasu historia a la vez que imposibilita su futuro. Escomo si en los indígenas no hubiera habido cambios,como si se pudieran mezclar indistintamente a los delas tierras altas con los de las selvas, o como sitodos equidistaran por igual de las sociedadesmodernas. Peor aún, es como si vivieran ajenos a unaconquista que se prolonga por más de quinientos años,y como si no hubieran desarrollado mecanismos de luchay resistencia contra el enemigo. Negar la historia estratar de hacer olvidar, pero nunca buscar lajusticia; es endiosar un presente atemporal castrandocualquier interrogante histórico, es, en definitiva,provocar una amnesia quirúrgica. Y si miramos hacia elfuturo el panorama se ensombrece más ya que al seresencializados como guardianes se les imposibilita quelleven un camino diferente al asignado ¿Es que notienen derecho a labrarse su porvenir por caminospropios? ¿Acaso las sociedades occidentales hacenalgún esfuerzo por asemejarse a lo que piden a losindígenas? De la misma forma que el padre a gritosexige a su hijo que no grite, así nuestra sociedad,pide a los indígenas un esfuerzo conservacionista queella no realiza.Pero es que además, la realidad contradice esta visiónoccidental. Que se lo digan sino a indígenas que comolos de Otavalo en Ecuador han optado por tejer susredes supervivenciales en paralelo a las de losmercados internacionales, (4) que se lo pregunten atantas comunidades que como las colombianas luchan conlas armas políticas de los poderosos para hacerse unhueco en una sociedad cada vez más mezclada,(5) o quese fijen en casos –como en Canadá- en los que se vandetectando enfrentamientos de indígenas contraambientalistas y miembros de ONGs por interpretar queéstos les impiden el desarrollo que ellos buscan…..Laesencializació n de los indígenas impuesta desde fuera,la museificación de su cultura, el mensaje de que site mueves no sales en la foto… no hacen otra cosa queponer al descubierto los larvados mecanismos deinvisibilizació n a que son sometidos, así como laasignación de un papel en la historia de la humanidadque tal vez sea a ellos a quienes menos beneficia.IIISi damos un paso más observaremos que detrás de estaidea del buen nativo ecológico se esconde unaconcepción del indio como pasivo y subdesarrollado. Sien otras épocas se le intentó civilizar para quetrabajara, hoy se le intenta asignar un puesto paraque continúe en su estado "salvaje". Pero detrás deesta concepción pervive la construcción del indio comoignorante, del que se desconfía que pueda llevar lasriendas de su destino, y a quien hay que trazar laslíneas –occidentales, por supuesto- que debe seguir;no es necesario mucho esfuerzo suplementario para veren esta postura una utilización del indígena parajustificar desigualdades y jerarquías, convirtiéndoleen eslabón necesario dentro de una sociedad clasista.El mensaje que se les envía no puede ser máscontradictorio, ya que mientras que por una parte seresalta su sabiduría ancestral, por otra se lesorienta en su actuación; continuamente toda unapléyade de políticos, religiosos, organismosinternacionales, ONGs, y economistas repiten a coro:"ustedes son los que saben pero nosotros les enseñamoscómo hacerlo". (6)Pero más allá de estos mecanismos que podríamosdenominar "ideológicos" no podemos perder de vistaotros más "prosaicos". La nueva fase de dominacióneconómica conocida como eco-capitalismo ya se haintroducido en selvas y territorios indígenasavanzando veloz y desde distintos frentes. Uno es elde la necesidad de zonas de biodiversidad en las queindustrias como la farmacéutica tienen un futuroprometedor a cambio de una insignificante aportación alos indígenas como honorarios por los imprescindiblesservicios de información de su ancestral sabiduría;otro son las pujantes ganancias económicas generadaspor los mercados verdes que a través de distintasestrategias como las del comercio justo ponen en losmercados occidentales una impensada -hasta hace poco-variedad de productos exóticos; y uno más es lacomercializació n de las tradiciones desde eldenominado eco y etno-turismo que se inserta en elcorazón de las comunidades a cambio de unos dólares; ypor último (y más preocupante) el intento desospechosos organismos como el BM o FMI que apoyan lolocal indígena para cosechar océanos de beneficios.Todos estos frentes comparten el ver lo indígena comopotencial económico ofreciéndole a cambioposibilidades de un futuro dentro de un marco dedesarrollo sostenible impuesto casi siempre desdefuera, y comparten también la reificación ocosificación de su territorio y tradiciones al serpercibidos con parámetros de recursoseconómico-productivo s.En resumen, no es descabellado observar cómo laconstrucción de una identidad indígena como ecológicasirve sobre todo para la necesidad intrínseca delcapitalismo de hacerse con nuevos mercados; tampoco esdescabellado pensar de forma pesimista en lo que lespuede ocurrir a medio plazo a los indígenas si sedejan llevar por estos cantos de sirena; y como pensares gratis, también podemos observar este proceso desdeuna nueva visión colonialista de sus recursos queahora llega en forma de proyectos de desarrollo,mercados alternativos, y reivindicació n de lo indígenadesde visiones cuasi-románticas cuyo trasfondo es elpotenciar, a la vez que dirigir, a un indígena al quese le sigue considerando menor de edad. Hoy, desde laperspectiva del cambio climático, las políticasseñaladas irán cobrando más fuerza y servirán parapotenciar la idea del desarrollo sostenible y mostrarque su benefactor es el eco-capitalismo. Peroprecisamente esta urgencia por entrar en los nuevostiempos nos permitirá desvelar a quién interesarealmente que el indígena sea percibido como guardiánde la naturaleza.IVInvestigar en las direcciones apuntadas nos lleva a laconstatación definitiva de que lo indígena ha sidodefinido desde fuera y no precisamente de formainocente. Ahora bien, ¿qué piensan los propiosindígenas? ¿hasta dónde ha calado el intentodomesticador? ¿qué actitudes mantienen? Indudablementeno hay unanimidad en la respuesta debido a la sinfoníade matices que se despliegan desde Tierra de Fuegohasta Alaska y desde la profundidad selvática hastalas alturas andinas. Sin embargo podemos apuntaralgunas reflexiones.La primera es que el mundo indígena, con el trasfondode los nuevos tiempos, ha globalizado una puesta enpié colectiva tras la larga noche de marginación einvisibilidad que ha superado ya los cinco siglos.Esta "sublevación" les ha llevado en muchos casos aaceptar la definición impuesta desde fuera pues se hanvisto en la paradójica situación de que para reclamardignidad e igualdad tienen que mostrarsediferentes;( 7) y el precio a pagar es laesencializació n inmovilizadora a que se someten y sonsometidos. Es de suponer que la aceptación de laconceptualizació n aquí tratada, en unas ocasiones sehará por desconocimiento de las consecuencias, enotras por buena fe, y en algunas más por creer que conello llegan al máximo de sus aspiraciones; pero enotras muchas se trata de un esencialismo estratégico,es decir que la aceptación de la definición y lo queimplica no es tanto una meta a la que llegar sino unpaso calculado y temporal en el largo camino hacia sudignidad. Lo que todos tienen claro es que su futuroestá en la lectura que hagan de la situación que lestraen los nuevos tiempos.La segunda reflexión nos conduce hacia los que noaceptan el puesto que se les asigna, hacia los casosde rebeldía en la que están incluidos tanto los que seoponen a base de protestas a los planes desarrollistasde multinacionales, ONGs, ambientalistas,corporaciones económicas transnacionales y gobiernosvarios…como los que luchan con la fuerza de las armas(8), o los que sintiéndose indígenas no aceptan lasidentidades asignadas en las que implícitamente se lespresupone como rurales, pobres, alejados de lamodernidad, o guardianes de la naturaleza y lacultura….(9)Ciertame nte existen intereses dispares ylas luchas no están unificadas, pero ello más que unproblema puede verse como una virtud; de hecho lahistoria nos muestra un ejemplo de cómo el no tener unclaro líder se convierte en invencible fuerza: losmapuches que no poseían la solidez de otras culturasque han dejado grandes monumentos, ni un criteriounificado de lucha, ni una jerarquía clara… fueron losúnicos con quienes no pudo el todopoderoso invasorespañol.Y en tercer lugar simplemente hay que constatar, másallá de valoraciones, cómo en muchas ocasiones laforma real de vida de los indígenas está en lasantípodas de lo que se espera de un buen y ecológicosalvaje. Así, los descubrimientos en el pasado de lasreducciones de cabezas de los jíbaros, o de lasincomprensibles costumbres gastronómicas de loscaníbales, tienen su continuación en relatos como losde Levy-Strauss (10) o más recientemente de losyamomamo que poseen el récord de violencia social(11). Opciones como las de los wayúus de Colombia queluchan por vender derivados del petróleo y propiedadesintelectuales, los pequats de EEUU que poseen elcasino más grande de la zona, los indígenascanadienses que buscan la liberalizació n del mercadode la madera para su comercializació n, o los cunaspanameños que en los diseños de sus tradicionalesmolas incluyen logotipos comerciales… nos señalan quelas ideas, como los organismos, tienen su talón deAquiles que puede hacer tambalear todo el sistema.Para que prevalezca la idea del indígena como buensalvaje es preciso despojarla de todo lo que nointeresa; es imprescindible un proceso de domesticadoolvido sobre aquellas facetas o situaciones que noencajan en los esquemas construidos; es necesaria unatarea de cirugía para ocultar lo que no conviene quese vea. Pero como si del inconsciente se tratara, todolo reprimido acaba saliendo a la luz por caminosimpensados, y exhibe de forma manifiesta que loindígena no es como se pretende mostrar que es. En elfondo no hay que perder de vista que la conservaciónde la naturaleza más que un fin, es un medio paramantener la continuidad de la sociedad y la identidadde sus miembros, y como tal, puede sufrir cambios yvariar en aras al objetivo final.(12)VSi buceamos históricamente en la noción de buensalvaje nos encontramos con datos que apuntan en ladirección aquí mantenida. Es deudora de los homosylvestris medievales (seres salvajes, sátiros,faunos, centauros, etc, que tienen más de animal quede homo) que son usados tanto para reírse como paralamentarse de las miserias humanas. El lado más humanode aquellos seres llega hasta Rousseau y Hobbesquienes desnudan al hombre civilizado para ver lo quese esconde más allá de los elementos culturales yreligiosos; el primero encuentra bondad y el segundomaldad; de uno se deriva el buen salvaje y del otro elmalón salvaje. (13) Lo importante es constatar queestas ideas arquetípicas intentan reflexionar sobre lamarcha del hombre europeo, sus fantasmas yperspectivas; la aplicación de estos conceptos asociedades exóticas será una derivación posterior, y–tras distintos devaneos- la que prima en laactualidad es la roussoniana.Con otras palabras, detrás del buen salvaje seesconden secretos del hombre occidental que tal vez niél mismo se atreva a mirar de frente, y por esonecesita hacer una transferencia metafórica haciaculturas exóticas; entonces, a la sombra de laconstrucción que sobre el indígena analizamos aquí, loque se oculta es una presencia proyectada desde y paraoccidente, y/o una identidad perdida o camuflada; entodo caso una línea de vigilancia fronteriza de los"avances de la civilización" . Es, en definitiva,occidente quien construye lo indígena sin detenerse aescuchar su voz ¿¿¿????. Más aún, tal como se ha idoseñalando, occidente necesita del indígena para verseen el espejo, para justificarse, entronizarse yperpetuarse. Y es que el buen salvaje como cualquierotro mito, es importante porque da sentido a locotidiano, y porque determina y desvela un procesocultural e histórico; en consecuencia, el análisis dehéroes y mitos de una cultura, es otra manera dedesvelar las aspiraciones de toda la colectividad.Continuando en esta perspectiva, tal vez ningún mitorevele mejor lo que estas líneas pretenden como elTarzán recreado por Burroughs hace casi un siglo. Estehéroe mortal habita unas coordenadasespacio-temporales donde se mezclan la modernidad y lanaturaleza, representa como nadie el sueño de aventuray conquista, defiende aptitudes y valores buenos quele llegan de manera casi innata, adquiere destrezascomo la capacidad de hablar (inglés, por supuesto) sinnecesidad de nadie (individualismo) , como un semi-diosguía tanto a los animales como a las tribus que seencuentra, y –a pesar del bronceado sobre sushiperdesarrollados músculos- originariamentees…blanco. ¿No parece un hermano gemelo del indígenacomo buen salvaje y defensor de la naturaleza? ¿Nocabe afirmar que ambos –que habitan los mismos lugareslejanos, agrestes y misteriosos- nacen en occidente yrepresentan la incursión de éste en aquellosterritorios?Tarzán es un occidental camuflado en un mundo exótico,y el indígena en cuanto buen salvaje una proyección deintereses y dudas de occidente. A los dos se les erigecomo guardianes de la naturaleza, pero –no nosengañemos- lo único que ambos guardan es el interés ylos secretos del hombre occidental. Si queremos buscara los auténticos guardianes de la naturaleza sincambiar nuestros modos de vida, tal vez no nos quedemás remedio que afirmar con un músico callejero deManaos que: "…o defensor de Amazonia é o mosquito damalária"Notas:1. En el fondo este artículo también se puede leer enclave particular de las estrategias de construcciónsimbólica de los otros diferentes a nosotros,entendiendo por los otros a todos aquellos que –desdenuestra perspectiva- están marcados por la diferencia,ya sea sexual, racial, religiosa, étnica, política,nacional, etc. En concreto nos vamos a fijar en una deestas representaciones a la que podemos calificar comoexótica y que brota del contacto entre el viejo y elnuevo mundo: es la de los indígenas americanos.2. Por ejemplo, un obispo de Santa Marta de Colombiadescribía a los indios locales "no como hombres sinalma racional, sino salvajes de los bosques, razón porla cual no podrían poseer nunca ninguna doctrinacristiana, ninguna virtud ni ningún tipo deaprendizaje" . (Tomado de A. Padgen. 1988. La caída delhombre natural. Madrid. Alianza Editorial.) Tambiénpueden encontrarse múltiples referencias en Las venasabiertas de América Latina de E. Galeano.3. Podemos encontrar historias particulares en cadapaís. Sirva a modo de ejemplo lo que ocurrió enArgentina tal como lo cuenta Trinchero, H.H. 2007 enAromas de lo exótico. Colección Complejidad Humana.Buenos Aires.4. Los de Otavalo en Ecuador son un ejemplo de cómo ungrupo indígena se ha salido de los parámetros a prioriasignados desde el exterior, y se mueven por caminostan alejados, en todos los sentidos, como los de laglobalización. Un magnífico estudio sobre ello sepuede encontrar en Maldonado, G. 2004. Comerciantes yviajeros. De la imagen etnoarqueológica de "loindígena" al imaginario kichwa Otavalo "universal" .Quito. Abya-Yala5. En el artículo titulado La construcción de laidentidad indígena en medio de la guerra colombiana deJosé Antonio Morán Varela, publicado en esta mismarevista, hay un pormenorizado estudio del recorrido ylos problemas que dichos indígenas encuentran, asícomo un desvelamiento de las recientes trampastendidas por el neoliberalismo económico.6. Esta frase pertenece a un interesantísimo documentoque teoriza sobre el tema aquí tratado. En UlloaAstrid. 2004. La construcción del nativo ecológico.Bogotá. ICANH.7. Conviene recordar que en menos de una década afinales del siglo pasado, 14 países latinoamericanosse declaran multiétnicos y pluriculturales; de ellos,en nueve, el FMI y el BM consiguieron introducirreformas neoliberales. No es ilógico sospechar quedichos organismos iban preparando el camino hacia loque después vendría, y para ello –entre otras cosas-posibilitaban las demarcaciones y autonomíasterritoriales indígenas.8. Son varios los movimientos guerrilleros que senutren y han nutrido básicamente de indígenas, y notanto por la lucha particular de éstos cuanto por serlos más desfavorecidos. El Movimiento Armado QuintínLame de Colombia MAQL fue íntegramente indígena,mientras que el EZLN mexicano o la URNG guatemaltecason ejemplos de una presencia mayoritaria.9. El citado caso de Otavalo (nota 5) o el de aquellosindígenas que habitan ciudades y se dedican aprofesiones "modernas" ejemplifican las posiciones deaquellos indígenas que han construido sus identidadescomo tales, pero en ellas no van implícitos conceptoscomo los expuestos.10. Lévi-Strauss. 1988. Tristes trópicos . Barcelona.Paidós. Entre otras cosas nos cuenta cómo los caduveostienen aversión a ciertos sentimientos que cualquierainterpretaría como "naturales"; por ejemplo sientenasco por la procreación y en consecuencia practican elaborto, el infanticidio y el rapto de niños de tribusvecinas.11. Chagnon, N. (2006) en Yanomamo. La última grantribu. Barcelona. Alba Editores, nos da cuenta dedatos impresionantes: el 30% de las muertes de varonesadultos de esta etnia se deben a causas violentas, yel 40% de todos los adultos habría participado en lamuerte de otro yanomamo.12. En una línea argumentativa similar se desarrollala jugosa vía de investigación de Wade, P. 2004. Losguardianes del poder: biodiversidad ymulticulturalidad . En: Conflicto e (in)visibilidad.Retos de los estudios de la gente negra en Colombia.Popayán. Colombia. Universidad del Cauca.13. El desarrollo del estudio aquí señalado puedeencontrarse en el interesante libro: Bartra, R.(1997)El salvaje artificial. México. Ediciones Era.Universidad Nacional Autónoma de México.

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