Cataratas del Iguazú, Misiones , Argentina.
Nuestro Litoral
Introducción
En el año 1995 la Administración de Parques Nacionales, decidió concesionar el Área Cataratas del Parque Nacional Iguazú a fin de dotarlas de una nueva infraestructura que sirviera para atender a la gran afluencia de visitantes que recibe por día, bajo premisas ecológicas estrictas, por tratarse de un prístino entorno natural declarado por la UNESCO Patrimonio Natural de la Humanidad en 1.984.El Parque Nacional Iguazú ocupa una superficie de 67.000 Has y se encuentra en el norte de la provincia de Misiones, y ésta, a su vez en el extremo Noreste de Argentina. Es un área protegida de carácter único por su alto valor ecológico y paisajístico.Este resulta de la conjunción excepcional de dos fenómenos naturales: Las Cataratas y el entorno de La Selva. A nivel continental constituye el último remanente viable de la Selva Paranaense, que alberga, a nivel nacional, la mayor diversidad en flora y fauna, con especies únicas, y donde se refugian especies amenazadas que no cuentan con protección en ningún otro lugar fuera de la jurisdicción del Parque Nacional. Esta diversidad biológica obedece a la existencia de condiciones ambientales particulares favorecidas por el clima subtropical de la región.El concesionario tiene como objetivo brindar igualdad de posibilidades para todos buscando un criterio de integración entre grupos de visitantes con capacidades diferentes y estándares evitando cualquier forma de segregación y/o discriminación.Con la eliminación de las barreras arquitectónicas se introdujeron elementos de seguridad y confort para el tránsito de todos los visitantes que recorran el área Cataratas. A esto hay que sumarle la capacitación del personal del Concesionario referente a la atención y a formas de comunicación hacia personas con necesidades especiales.
LEYENDA. La leyenda de la que partió el nombre de Garganta del Diablo refleja el amor entre una princesa y un principe guaraní, relación que desató la envidia del diablo, quién transformó a la mujer en cascada y al hombre en la vegetación que la rodea, para condenarlos a una eternidad cercana pero sin contacto. Pero el arco iris que permanentemente une la cascada con la vegetación circundante burló aquella condena. En tiempos de la colonización el navegante Alvar Núñez Cabeza de Vaca intentó vanamente cambiar el nombre de Garganta del Diablo por el de Santa María, pero las raíces de aquella denominación guaraní se impusieron sobre los deseos del ibérico.
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